jueves, 10 de octubre de 2013

D ~ CARTA A ~

Rabia, impotencia, incomprensión. De nuevo rabia, tristeza y desesperación por no tener cerca a aquel hombre que me acariciaba la cara cuando me metía en la cama, para tranquilizarme y prometerme con la tez cálida que todo saldría bien esa noche, que no habría pesadillas que enturbiaran la paz. 
Todos los momentos de juegos, de bromas, de cariño se suceden en un ciclón de diapositivas mentales que no dejan traspirar el miedo al alma. 
Día tras día más distante, como un tren que pasa cada mucho tiempo. Pero yo quiero retomar que avisas cuando sales al mundo de la noche, con sus monstruos y tormentas para que no nos falte pan en los estómagos. Dime, padre, qué tengo que hacer para agradarte, para sentirte de nuevo, para que confíes en mí. 

Dime por qué cuando el umbral ha notado tu perfume, has dicho adiós sin despedirte.

M.R.C