viernes, 4 de septiembre de 2015

C/D ~ EL POZO ~


Aún recuerda con escalofríos esa sensación de llegar a estar rodeado por una multitud nunca tan lejana en aquel patio de butacas del teatro de la casa cultural de su ciudad. 


Los diálogos surgidos de bocas esforzándose desde el escenario llevaban un velo que impedía que se escucharan, aun oyéndose.

Al día siguiente en la clase de música, de lo mismo. Lo que normalmente eran melodías seguidas de bromas, resultaban ecos huecos, vacíos. 

Una caja de cristal tintada de negro lo suficiente para permitir ver todo lo que sucedía alrededor, pero no mantener contacto con ello, le rodeaba. Por más que extendía la mano para intentar tocar algo, las caras de la caja no le dejaban lograrlo.

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A veces se había encontrado al borde de un pozo, incluso se había metido, pero salía siempre como el agua que a alguien le da por salvar para beber. Protegido en un cubo, fresco. Esta vez no era así; esta vez llovía y llovía, y él caía y caía dentro del terrible agujero. Quería que hiciera calor para poder evaporarse y salir sin ayuda.

Pero el cielo no paraba de llorar, él en consecuencia, tampoco. ¿Cómo iba a venir alguien a sacar agua del pozo con este temporal? 

¡Pues siempre hay alguien sediento!

Y tanto que lo había. Vinieron dos y tres, y cuatro y... ¡cinco personas o más! Con muchos cubos cada una excepto la última, que llevaba dos muy grandes.

Comenzaron a sacar el agua sin dejar gota.

Sin dejarle más tiempo en el maldito pozo. Sacándole de la caja de cristal, que se resquebrajó en mil pedazos, ayudando a sus oídos taponados a escuchar. A sus ojos cegados a ver. A sus manos paralizadas a tapar para siempre aquel infierno tubular.


M.R.C.