viernes, 3 de marzo de 2017

C/D ~ EL POR QUÉ DE QUÉ (V) ~

¡Que no me he olvidado! En cuanto a ustedes... ¿Recuerdan acaso a nuestros aventureros? Sepan entonces sus mercedes que siguieron con sus triquiñuelas.

Al fin en la cima de la escalera, los dientes como castañuelas, Pancho Lanza y Don Cogote, compañeros, en balanza de Justicia se vieron, y pongo "rima", o no rima, pendencieros.

Pídales el sargento con el aire de soberbia a sotavento, explicaciones a la escandalera que le dio tanto tormento. 

- ¿Qué hacían ustedes en medio de la carretera sin papeles, y sin coche?
- ¡Pst Pancho! ¿En qué lugar estaremos que este idioma es a la par dispar y se ha de asemejar al nuestro tan contento? 
- Mi señor, hállome jamás igualmente perdido, con apalabrar extrañezas estos lores con derroche.
- ¡QUE ME DIGAN! ¿Pertenecen a alguna compañía de teatro?
- ¡Ante todo no me falte usted al respeto alzándola la voz, cerebro escueto, y no nos nombre más de la farándula, o adularé a la espada y no habrá unguento!

- ¿Cómo se atreven a vacilarme? ¡Quedan ustedes detenidos por desacato a la autoridad!
- ¡Un momento!

(Un guardia de bien, que ayuda al sargento, piensa con bondad que estos locos son dos locos como pocos, que se escaparon del manicomio. A la defensa pues, salió, del binomio).

- Creo que se han escapado del Manicomio de San Ifurre, que hace unos días hubo una fuga. 
- Ya... ¿Y esos trajes don Aguirre? ¿También salieron de la casa de grillaos? ¿Hicieron una fiesta? ¡No me venga usted con cuent... 

Tan rauda como una ballesta, le separa al gritón jefazo el cuello de la testa un aspa de molino, que sale de la nada y se va en ella misma, tan campante, de campo.

- ¡Oh! Oportuna mano de titán en nuestro camino. Salvándonos de un triste destino. Acallado sido ha el engendro al que casi estampo, Panchito de mis amores. 
- ¡Sangre a borbotones cual sifón! ¿Quién es ahora bufón? ¿A quién le han sacado los colores? Petulante...

(El ayudante, tan perplejo, no acaba de creer haber despertado esa mañana, según contaba su entrecejo, así que Don Cogote y Pancho, con maña, salieron por la puerta de comisaría, tanto así, de la maraña, riendo bien con saña, pues en los tiempos anteriores poca sangre era tacaña en contrincante).


- ¡Pancho, Pancho! ¡Somos libres! ¡Todo lo libres que nos deje ser un supraser! ¡Mas, libres!
- ¡Qué gancho le dio, de tal calibre! Lor del rancho...
- Dime amigo ancho.
- Me.
- Tal gracia. Dime en serio, Pancho. 
- ¿Se puede decir que el sargento es un cabezota?
- JAJAJAJAJAJAJA idiota ¿Qué es un sirviente sin, del humor, la esencia?
- Para servirle esta mía peripecia, (voz de remilgado) mi eminencia.



Se van cabalgando en risotadas por unas aceras cualesquiera, de la villa de Cuenca, que no en Sevilla, siendo villanos adulando a la burla. La festividad no duraría mucho; se sabe en demasía que la alegría es a la tristeza lo que la trucha al trucho.


 M.R.C.