Aderezos morfeicos, cánticos de sueños
susurros prosaicos,
tántricos de cielo
murmullos en
mosaicos, atlánticos, mis dueños
rezos, aunque laicos,
del Paraíso, anhelo.
M.R.C.
Aderezos morfeicos, cánticos de sueños
susurros prosaicos,
tántricos de cielo
murmullos en
mosaicos, atlánticos, mis dueños
rezos, aunque laicos,
del Paraíso, anhelo.
M.R.C.
Siento una ternura en
las ausencias. Niños
todos en mi men
te, guiños
aunque adulto, su presen
te, aliños
de compasión bien indolen
te, tantos cariños
ante las infancias.
Imagino en cada gesto sus pucheros
aunque estén escribiendo un gran informe
trajeados, en chándal, de uniforme
fueron (y son) tiernos corderos.
Siento una ternura, y en
la mente, guiños
de penita ante el presen
te. Cariños
con aliños
de indolencias,
infancia de los niños
sus ausencias;
infancia de estos niños,
tan ausente.
M.R.C.
No me llamo
en pretensión
(si entera
mi complexión
es de epífora):
poeta.
Me posee encomiable
sinalefa, hipérbole
y metáfora
no, no es remediable
sinestesia, hipérbole
y anáfora.
No te llamo
en pretensión
(si ¿dónde está
tu hipérbaton?):
no poeta.
Poesía no eres tú
pues no hay ni un
calambur
ni calambre en corazón
por tu verso tan vacío
de vacío.
Es mejor que intromisión
si no hay ningún oxímoron,
no cometas tan impío.
Y tú entonces lo preguntas: ¿Qué es poesía?
M.R.C.