domingo, 26 de abril de 2015

A/D ~ FRITA SE QUERÍA, DEMASIADO TIEMPO YACIENDO.

En la Azteca removida y del futuro,
condenada a una silla,
que si bien no era eléctrica,
también daba muerte,
moraba qué princesa del surrealismo intimista.

Reflejada en la meca, con su entrecejo seguro
(que mide más de una milla,
tilde que hacía su mirada tónica,
y transmitía seria alegría fuerte),
se plasmaba La Tiesa con funambulismo surrealista.

Dos corazones conectados, qué iba a ser sino el suyo propio al suyo, dado que era el reflejo de ella misma, siendo ella misma su mejor espejo.


M.R.C. Para Frida.









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