Gepetto dispone con sus falaces
falanges
pequeños atajos en la del niño frente
(camina de frente el dispuesto Senecto)
del zorro y la grima protege al infante
de muerte y locura y de feroces
fauces.
Besóle al perfecto
crío de caoba
mimóle, mimóle como si fuere de felpa,
y dióle que dióle la sopa boba,
viviere ese cuento, viviere en la selva
(de mar, ¡La Ballena! ¡Ay el mar abyecto!)
Crióle, crióle, y el niño muy recto,
cuida que cuida, y cuida de su alcoba,
de amor no estuvieren, no estuvieren de huelga
Gepetto que mira, todo está correcto,
cuidóle cuidóle como madre loba.
- El anciano se enzarzó en el bello y acometido acto de jugar a ser Dios y tuvo a la suerte agarrada de la mano, que adereza la vida del tal señor con el beneplácito de salir a pedir de boca su guiso.
- ¿A qué suerte ni a qué niño no muerto véase Pinocchio? Resolvamos, se denomina Crear con Amor. Que es así como emergen óptimos los resultados.
M.R.C.
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