Por un barranco he saltado
entre dos cañones me hallo
comer cáñamo ha sido mi fallo,
y endulzar el limón madurado.
Cuántos saltos habré necesitado
para adiestrar a mi mano hasta el callo
cuantas más veces estallo
menos cura para lo estallado.
Qué vida dan estos limones
críticos cítricos amargos
y mientras se suceden los embargos
más añicos y más jirones.
Mi espadaña ya sin filones
duerme intranquila sin encargos
sueña con el fin de los letargos
y con el del abrazo de letales sillones.
Marina.
En concordancia al Día de Las Letras, quienes nos ayudan a ponerle nombre a lo innombrable.
en lo desconocido somos más fuertes.
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