jueves, 4 de junio de 2015

C/D ~ FOBIA DE IMPULSIÓN

Era horrible. De repente, como un relámpago, aparecía en el estómago y se extendía por todo el torso, quemándolo y helando la sangre.

Sangre. Eso. Por todos lados.
En las manos.
En la cara de terror y agonía inexorable.
En la garganta.

Siempre en la garganta.

En multiplicadas ocasiones, que siempre son más de las que debería, era un arma blanca la que poseía la mente y borraba todo lo bueno, dejándola en ¿blanco? En rojo.
Cómo. A ellos. A ella.

La respiración se aceleraba rebelde y el pánico extendía su estandarte, regodeándose de la victoria.

Jamás.
Jamás.
Jamás.

No se sabe bien qué era lo que lo ensartaba con estaca, pero desaparecía por cantar la victoria antes de tiempo.

Perdón. Sí se sabe bien.

Era una buena distracción.

Era un libro.



M.R.C. El pánico sólo se queda si le invitamos a tomar un té.

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