lunes, 30 de noviembre de 2015

D ~ LOS ENCADENADOS.

Era capaz de ver más allá de incluso la mente, de usar mucho más potencial cerebral que un humano promedio.

De mirar a una persona, y tan sólo con verle el rostro y el gesto, averiguar los colores que la habían perseguido, se podía imaginar perfectamente qué tipo de salón presidía su casa. Y no se equivocaba; ya se había encargado de comprobarlo varias veces.

Al igual que podía sentir el amor hacia él, podía sentir el amor que se profesaban quienes conocían el secreto.
Miles de cadenas finas, pero muy resistentes, alrededor de su persona y de las citadas.

Era hipersensible.
Podía ponerse cualquier canción y sentir en cada hemisferio del cerebro, en cada poro de la piel, en cada retazo del alma, ese vínculo.

(¡Azules oscuros! ¡Una avenida elegante con tonos perla! ¡Un día soleado! ¡Una broma entre un hombre delgado y una mujer de ojos risueños! ¡Qué excéntricos! ¡Qué maravilla!)

Era una especie de vampiro de una esencia. El Amor. 



Qué típico. Pues bien, lo típico es todo lo contrario, que se cree el quiz de la cuestión ya que, como cualquier buena sustancia que se precie, hay falsificaciones que se venden fácilmente, confundiendo a quienes está claro, no saben reconocer el verdadero y tan ansiado elixir.

No todos han nacido para beberlo cada día, ya que no todos han nacido para encontrarlo, al igual que se nace sin un talento.

M.R.C. 

En detrimento de la humildad. En condimento de elitismo.












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