miércoles, 10 de julio de 2013

~ C/D ~ FERVOR ~

Siente si ha perdido el control. Todo comenzó como en las películas; con paseos por la ciudad, tomando de manera despreocupada unas cervezas, compartiendo gustos, ajenos totalmente al ámbito de la intimidad.
Hasta que aquella tensión se soltó como aquel que suelta las riendas de una bestia.
Ese día en el que los terrenos arenosos de la zona del Mississippi fueron ni que más húmedos.
La ginebra recorría los ríos en los ojos y el tren pasaba indiferente al otro lado de los minerales hechos útiles. E inútiles cristales. ¿Qué mayor transparencia que la de su boca?

Pues dicha esa jornada, más lobezna que gatuna, más dichosas fueron las contiguas, haciendo que ganara confianza y creyendo más compacta la travesía. Sin embargo, toman ya el turno los "peros"; una serie de sucesos habituales, inevitables, predecibles, disfrazados de simples sotaventos, acabaron siendo guillotina de lo que se había conformado. Así pues, la vida del paulatinamente formado erudito arrebata a quien denuncia que no prosiga la marcha con la que tan felizmente se habían dulcificado sus labios.

¿O quizás fuera la amenazante, aunque adorable rutina en que se tornaba? Es imposible. Pues el placer y la vida acechaban cada partícula del aire. Además de su noble alma (deja a la confianza que ejerza su potestad), que impide cualquier arrebato sin antes aclaración.

Y así. Pide perdón por haberse hecho de alguna manera víctima de su encanto. Quien ahora es esquivo, en un momento le dio la vida de nuevo.

¿Amor? Fervor es la palabra.
Fervor porque da fiebre, pues nubla los ojos. Y enciende el cuerpo.



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