Chica, yo sé el por qué de tus lágrimas
chica, y sé por qué te da todo grima
y chica, haz caso a tu madre, a tu tía, a tu prima
pues chica, conocen mejor que tú misma tu autoestima.
Y niña, sé por qué desactivaste tu cuenta.
Niña, sus celos te ponían en deuda, y lamentas
que, niña, no sepan de ti tus amigos,
los cuales, niña, son de tu juicio totales testigos.
Payasa, que te sientes impotente
payasa, cuando él en la ventana su pie aposente
pues, payasa, quiere mantenerte latente,
ya que, payasa, eres su bendito sol de poniente.
Estúpida, que dejas tus estudios por estudiar su interés
estúpida, te lleva de la mano hacia la puerta, tú dando traspiés
ya que, estúpida, no cambia, y con ello no cambias tú
estúpida, ya no tienes tanto cabello debido al estrés.
Inútil, la almohada ya no absorbe tus riachuelos salados
debido a que, inútil, te has quedado sin recursos emocionales reservados
inútil, eres una inútil de mierda a antojo de tu espejo empañado
pues inútil, así lo ha querido que pienses tu supuesto galán galardonado.
Imbécil, yo conozco por qué apagabas el celular
imbécil, porque miedo te daba que un amigo pudiera llamar
imbécil, sus celos así se harían desatar,
imbécil, tú de nuevo en el rellano en medias, pidiendo poder pasar.
Lerda, semi inconsciente en un sillón reposarías
consciente, sin embargo, lerda, del llanto que llovías
lerda, también consciente de que allí estaba la policía,
y, lerda, una vez más, ni te quejarías.
Necia, macetas tiradas por todo el salón
vuestra rabia, necia, evidenciada en tierra marrón
pero necia, poco después, se te ablandaría el corazón
y, necia, una vez más, comenzaría el martirio cíclico, cruel, como un tifón.
Idiota, ya no sabías en quién te personificas
idiota, jugaste su baza, y sacó un as de picas.
Idiota, dejaste de ser idiota, para ser tú, chica
despediste la mala vida, la cual creíste que te hacía del alma, rica.
M.R.C.
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