Pida disculpas
el alma sazonada.
Es, a razón de,
esculpas allá donde lo hicieres
es agreste el paisaje
y cómo se torna y cautiva
y cómo transforma mi mirada
en lasciva
demuestra el constante
condimento
que eres tú,
enfundado en pensamiento
infiltrado en mi contento
y si amenazas con marchar,
en el más puro detrimento,
el constante resonar
de la voz así latente
y como lo quieras,
insistente
aliñada con recuerdos
sonrientes
en la boca de mi entraña
junto a otra, una maraña,
dame azúcar de esa caña
o transmutará el aura a ser huraña.
M.R.C
No hay comentarios:
Publicar un comentario